viernes, 26 de enero de 2018

Acabamos con Lachambre... de momento...



De la galería de techo bajo y pasillos estrechos entre bloques inestables pasamos en un momento a una galería de dimensiones cómodas, muy adornada y recubierta de aragonito blanco; el contraste es radical. La galería del Merder es una de las más majas de la cavidad, fácil de transitar y muy concrecionada con formaciones diversas. El cambio de ambiente no deja de causar una cierta impresión, al girar un meandro parece que, de pronto, entremos en un lugar muy diferente.

Un descanso antes de seguir hacia la sala de la Geneta 

Hay que moverse con cuidado para no pisar las zonas cristalizadas 


Fotografiar esta zona no es tan sencillo, en primer lugar, el contraste entre el blanco puro y las paredes más oscuras nos obliga a medir muy bien la luz para no quemar las formaciones. La diferencia entre luces y sombras es tan marcado o más que cuando haces fotos en la nieve. 


En segundo lugar, la imposibilidad de salirse del itinerario marcado para no deteriorar el medio nos condiciona las posibilidades de perspectiva e iluminación. Nos tenemos que mover por un estrecho sendero señalizado para evitar pisar las cristalizciones del suelo más de la cuenta. Los dos fotógrafos del grupo nos tenemos que organizar, imposible actuar a la vez, más aún si usamos recursos diferentes de iluminación, flashes y focos de leds. Algunas fotos rápidas y salimos, no queremos abusar de la paciencia de los compañeros. Recuerdo una vez que pasé algunas horas fotografiando unos cuantos metros de esta galería...














Algunas de estas perlas tienen el tamaño de una pelota de pingpong

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